sábado, 23 de abril de 2011

Algunas Problemas del Ateo

Yo no le falto el respeto al ateo. Al contrario, creo que hay muchos ateos más cerca de ser cristianos que muchos que dicen ser seguidores de Cristo.

Normalmente, la persona es atea por no conseguir procesar algunos interrogantes de la vida y de la fe por medio de su intelecto. Se comprende. La vida está llena de preguntas que ni la fe consigue responder. Es por eso que la fe se torna necesaria para la vida. Fe e inteligencia son dos hermanas, no dos enemigas.

Recientemente, un ateo usó un artículo de una revista para justificar su falta de fe en Dios. El artículo cuestionaba la validez de la Biblia como un texto inspirado por Dios. Sin entrar en detalles, el artículo decía que la Biblia fue escrita desde el punto de vista de sus autores, según sus propios intereses, y que por eso no es confiable como una guía de vida para todos.

No voy a dar mérito a esa afirmación mal informada. Al final, ningún cristiano consciente cree que la Biblia fue escrita por Dios, sino que por hombres. Pero, en lugar de doblar esa esquina, me gustaría de mencionar otros puntos, tal vez más relevantes, para que cualquier ateo considere.

(Antes de proseguir, hago un paréntesis: normalmente, por detrás del esfuerzo fenomenal de todo ateo en querer “probar” que Dios no existe, que la Biblia está equivocada, etc. existe un miedo de que al final de cuentas él mismo esté equivocado. Porque si él estuviese tan convencido de sí, no se preocuparía por lo que dice la Biblia.)

Bien, vamos al asunto.

La Biblia no es el único ni el mayor problema del ateo. Él puede decir lo que quiera de la Biblia. Pero, él tiene interrogantes más importantes, extra-bíblicos, que no consigue responder, como:

- Si Dios no existe, ¿de dónde viene nuestro sentimiento tan natural, tan fuerte, de lo correcto y lo equivocado? Por ejemplo, cuando vemos una persona siendo asaltada o agredida, nos viene un fuerte sentimiento de injusticia, y hasta de querer ayudar a la víctima. ¿Por qué?

- Cuando dos personas están discutiendo, siempre oímos cosas como: “¿qué pensarías si yo hiciera lo mismo que tú?” “Ese asiento es mío, yo estaba aquí primero” “Pero me lo prometiste…” “Yo te di un poquito de lo mío, ¿por qué no me das un poquito de lo tuyo?” Lo que muestran esas preguntas no es solo que una persona esté molesta con otra, sino que el comportamiento observado de alguna forma no se corresponde a un cierto patrón de comportamiento que el denunciante espera que el agresor conozca y obedezca. ¿Qué patrón es ese? ¿Qué ley es esa?

- El ateo no sabe de dónde viene eso. Un ser puramente animal no se preocuparía con estos interrogantes de lo que es correcto o equivocado. Pero, ese sentimiento de decencia humana es común a todos los pueblos, desde los comienzos de la humanidad. ¿De dónde viene ese sentimiento de decencia, de justicia, que no necesita ser enseñado?

- Otro problema del ateo es que a pesar de que esa ley exista dentro de cada ser humano, ninguno de nosotros consigue obedecerla. Todos nosotros quebramos nuestros propios principios. No siempre nosotros nos comportamos como lo esperamos, lo mismo sucede con quienes nos rodean.

Entonces, parece que el ser humano pasa por un dilema: hay una ley dentro de él de la cual él no consigue librarse, de ninguna forma y, al mismo tiempo, él no siempre consigue obedecer a esa ley.

La Biblia ofrece respuestas convincentes a ese dilema. Pero, es claro, primero el ateo tiene que vencer el preconcepto que él tiene contra ese Libro, y así descubrir lo que dice al respecto.

Fuente IURD